Qué quiero decir con «Casas Amables»

¿Qué es una casa amable?
Una casa es amable cuando :
– Desde un principio “funciona” bien : Las circulaciones son cortas y no se interfieren, el rendimiento de sus espacios es muy alto, hace fácil las funciones habituales y permite a la vez las más singulares o imprevistas.
– Tiene las mejores vistas y orientaciones posibles, y disfruta de la máxima privacidad.
– Casi todas sus piezas resultan agradables e invitan a ser habitadas.
– Es eficiente climáticamente, y mantener el confort exige poco gasto energéticos.
– Trasmite una imagen de honestidad, equilibrio e integración en su entorno, aún siendo discreta.
– Resulta simpática y agradable a sus habitantes desde los primeros momentos, y pasados unos años sigue siendo enseñada con placer a los nuevos amigos.
– Pide ser completada, al contrario que los productos “perfectos” no se violenta por ello y agradece las mejoras.
– Trasmite claramente la idea de ser una buena inversión, para lo que nos da y nos promete.
– Siendo así que ella dura mucho más que nosotros, se adapta sin costosas intervenciones a los cambios de necesidades sobrevenidos.
– Se deja habitar con benevolencia y admite la personalización, tanto por sus promotores como por los posteriores usuarios. Y así el arquitecto que la proyectó pierde cualquier protagonismo que tuviera.
– La interacción entre el edificio y la personalidad de sus ocupantes es enriquecedora para ambos: la casa es cada día más agradable y sus habitantes se sienten cada día mejor en ella.
– Su imagen y volumen (así como sus espacios interiores) llegan en un tiempo relativamente breve a ser el reflejo de sus habitantes, y no al revés (lo que sucede con edificios que imponen su presencia y fuerte carácter).
– Cuando pasados unos años se reflexiona sobre ella, produce la sensación emocionante de ser algo (casi alguien) importante en nuestras vidas.